miércoles, 15 de febrero de 2012

Descubre el encanto del ajedrez chino

Cuando el chaturanga, en el proceso de expansión desde la India, fue conocido en China, se produjo un fenómeno muy interesante, cual es la creación de un nuevo juego, impropiamente denominado “ajedrez chino”.
Sabemos que, desde tiempos muy remotos, los chinos jugaban al go y también a otro juego con piezas diferenciadas –tipo ajedrez- llamado “siang-chi”. Según Antonio van der Linde, que hace un más de un siglo escribió una “historia y literatura del ajedrez”, la expresión significa “juego de las figuras”. Al parecer, este juego tradicional, el siang-chi, unido al chaturanga que llegaba desde la India, dio nacimiento al “juego del río”, verdadera designación del “ajedrez chino”.
El tablero del ajedrez chino presenta la particularidad de que, entre ambas mitades del mismo, en sentido horizontal a los  jugadores, existe una franja divisoria llamada, precisamente, “río”, ambos bandos se hallan, entonces, separados por una imaginaria corriente de agua, una disposición frecuente en las batallas clásicas. Lo mismo que en el juego del go, las piezas no se colocan en el centro de las casillas sino en las intersecciones. De tal manera, el  tablero del ajedrez chino cuenta con nueve intersecciones horizontales y diez verticales, divididas en dos campos por el “río” central. Además, el sector que corresponde a nuestras casillas uno rey, dos rey, uno dama y dos dama, de cada lado, recibe el nombre de “ciudadela” o “fortaleza” y, como veremos a continuación, el rey y la dama no pueden salir de ese recinto.
Fichas grabadas
Las piezas no tienen diferentes formas, como en nuestro ajedrez. Sino que son fichas que llevan grabados el nombre de la figura correspondiente. Cada jugador dispone de dieciséis fichas, unas blancas y las otras rojas. El rey blanco se llama “gobernador” y el rey negro o rojo, “general”; se ubica en la intersección central de la primera línea, es decir, en el borde del tablero, entre las que serían nuestras casilla uno rey y uno dama.
Ambos reyes son flaqueados por los “consejeros, que hacen las veces de nuestra dama,  con el detalle de que son dos, se colocan también al borde del tablero más próximo a cada jugador, entre las casillas que en ajedrez individualizamos como uno rey y uno alfil rey, por una parte, y uno dama y uno alfil dama, por la otra. Al lado de cada consejero, y en dirección al correspondiente extremo del tablero, como en el ajedrez occidental, se ubican luego los caballos, y los “carros de guerra”, estos últimos equivalentes, como en el chaturanga, a las modernas torres. 
La segunda línea queda libre y, en la tercera, se ponen dos piezas enteramente originales de la China; los cañones. Su lugar es la intersección de las casillas dos torre, tres torres, dos caballo y tres caballo, en cada flanco. En la cuarta línea, por último, se ubican cinco soldados, o peones, dejando una intersección libre entre cada uno de ellos. 
El rey, llámese general o gobernador, puede moverse y capturar como en le ajedrez, pero sólo dentro de la ciudadela; la dama, o consejero, que como dije son dos, se desplazan sólo un paso en diagonal, como en el chatrung persa, y tampoco pueden abandonar la fortaleza: Son, por lo tanto,  piezas sumamente débiles. El movimiento de los alfiles es igual que en el chaturanga: en diagonal, dos intersecciones por vez, pero sin la facultad de saltar por encima de las otras piezas; además no pueden cruzar el río, únicamente se mueven dentro de su propio campo. Los caballos actúan como en el ajedrez, aunque con una diferencia fundamental: su movimiento se realiza en dos tiempos, primero se desplaza una intersección, horizontal o verticalmente, y en la jugada siguiente se aleja otra intersección en diagonal; en consecuencia, no puede saltar. Las torres tienen el movimiento que conocemos y, como en el chaturanga, son las piezas más poderosas del juego. 
Los cañones, por su parte, se mueven de la misma manera que las torres, pero sólo pueden capturar a una pieza enemiga situada detrás de otra pieza propia o rival, figurando así el disparo del cañón, que pasa por arriba las trincheras. En cuanto a los soldados, mientras están en su propio campo avanzan y capturan de a una intersección y siempre verticalmente; pero, cuando atraviesan el río y penetran en territorio enemigo, mueven y capturan de un paso en sentido lateral, a derecha o izquierda. No existe la coronación del peón ni, desde luego, nada parecido a la captura al paso. 
La partida se define por mate, como en el ajedrez, pero también gana el jugador que deja al general o gobernador adversario en posición de “ahogado, al revés de lo que sucedía en el chatrang persa. 
El juego del río es el predilecto de la mayoría del pueblo chino. Las clases cultas prefieren el go y, en los últimos 50 años,  creció el interés por el ajedrez occidental.

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